Muchas veces, por trabajo o por placer, salimos a comer fuera de casa. En estas ocasiones también podemos controlar los alimentos que
ingerimos, bien para no ganar kilos extra sin necesidad, o bien para mantener
la calidad de nuestra dieta.
Es posible llevar una dieta sana comiendo fuera de casa.
Si sales a tomar un aperitivo lo mejor es pedir una cerveza sin alcohol, un vino
blanco o un refresco light. Como tapa lo mejor es tomar unos mejillones, pulpo,
almejas o berberechos, un poco de jamón serrano o queso blanco. Si no decántate
por unos frutos secos o unas aceitunas, pero sin abusar… y olvídate de otros
snacks como las patatas fritas.
A la hora de la comida prueba a pedir de primer
plato un consomé o una sopa de
verduras o marisco. O bien, opta por comenzar tu menú con una ensalada.
De segundo, conviene escoger las carnes más magras (pollo o pavo) o pescado, calamar o sepia a
la plancha.
Ciertos platos incluyen con frecuencia patatas fritas, ensaladilla rusa, bacon,etc., pero siempre es posible pedir que te cambien esta guarnición por un poco de verduras o ensalada.
De postre lo mejor es elegir fruta o yogur o, si te apetece una
infusión o un café con edulcorante.
Si bebes alcohol, hazlo con mucha moderación, lo
recomendable es no pasar de un vaso de vino o una cerveza (mejor si es sin
alcohol).
Y, por último, recuerda evitar los alimentos o
salsas excesivamente grasas, así como la repostería (por lo menos a diario).