20.8.12

Luchando contra la obesidad infantil (II)

Como os comentaba anteriormente, las cifras de sobrepeso y obesidad infantil están llegando a ser realmente alarmantes. Debemos tomar medidas cuanto antes para evitar que nuestros niños se conviertan en adultos obesos con serios problemas de salud.
 

En el post anterior habíamos enumerado algunos consejos para llevar a la práctica cuando aún son bebés. A continuación vamos a ver qué podemos hacer para que nuestros peques "mayores" adquieran unos hábitos saludables que les ayuden a prevenir o luchar contra la obesidad.



Realizar actividad física
El ejercicio es clave para evitar la obesidad infantil. Tenemos que tratar como padres de incentivarles para que realicen algún tipo de deporte, la cual podrá realizar con los amigos o con la familia para que lo vean como algo muy positivo y divertido.
Evitar el sedentarismo
 
La televisión y los videojuegos tienen gran parte de la culpa del aumento de la obesidad infantil. Es muy importante apagar la televisión a la hora de comer y sentarse a la mesa. En cualquier caso se aconseja que los niños no permanezcan más de 2 horas al día frente a la mesa, el ordenador o la videoconsola.

Una dieta variada y equilibrada
La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestro menú diario y semanal.
 
Involucrar a los niños en las rutinas relacionadas con la alimentación
Es importante que los niños se sientan partícipes de las rutinas relacionadas con la alimentación. Hacer la compra con nosotros, ayudarnos a escoger los alimentos, a preparar las comidas puede ayudarles a que se familiaricen con los alimentos que son beneficiosos para su salud.
Debemos aprovechar estos momentos para informarles acerca de lo que es saludable y lo que no lo es. Aunque en la escuela aprenderán nociones sobre hábitos saludables, es en casa donde debe comenzar esta educación, incluso antes de que empiecen a ir a la escuela.
 
Cinco comidas al día
Es importante realizar cinco comidas al día, pero sobre todo en el caso de los niños: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
Los expertos resaltan la importancia de que nuestros pequeños desayunen de forma correcta, ya que es la comida más importante del día. Diversos estudios han demostrado que uno de cada tres niños no desayuna antes de salir de casa, lo que supone un grave error. Levantarles un poco más temprano y poner a su disposición alimentos sanos y apetecibles puede ayudar a que empiecen el día con energía.
Tentempiés y meriendas saludables
Todos hemos recurrido en alguna ocasión a los zumos envasados o a galletas para ofrecer de merienda a los peques. Sin embargo, no podemos utilizar estos alimentos tan poco saludables de forma rutinaria. Tenemos que acostumbrar a los pequeños a merender frutas, zumos naturales, bocadillos, yogur, frutos secos, etc. En definitiva, tentempiés bajos en grasas y azúcares.
 


Predicar con el ejemplo
 
De nada sirve hablarles de lo buenas que son las frutas, las verduras y el pescado si a nosotros no nos ven comerlas e incluso nos ven hacerles ascos. Desde que los niños ya pueden comer de todo, lo ideal es que toda la familia siga el mismo menú y coman juntos en la mesa.
Asismismo, si los niños ven que nosotros hacemos ejercicio se apuntarán a practicar deporte. Hacer ejercicio en familia es algo muy aconsejable que además contribuye a la unión familiar.

Compartir la mesa en familia
Aunque el ritmo de vida actual no siemper lo permite, es importante compartir la mesa con los niños al menos una vez al día, manteniendo un ambiente relajado, sin televión, tanto para controlar lo que comen como para hacer de la hora de la comida un momento agradable y relajado. Es además un ejercicio ideal para potenciar la comunicación familiar y atender las necesidades personales de cada miembro de la familia. Diversas investigaciones demuestran que los niños que comen con los padres tienen una dieta más saludable, e incluso que mejoran su rendimiento escolar y consumen menos sustancias adictivas en la adolescencia.



Acude a un nutricionista

Siguiendo estos consejos deberíamos conseguir que nuestros hijos adquirieran hábitos saludables y no tuvieran problemas de sobrepeso, pero si nos cuesta implantar estas rutinas o el sobrepeso ya está presente no dudes en acudir a la consulta de un especialista en nutrición.


5.8.12

Luchando contra la obesidad infantil (I)

La obesidad infantil se ha convertido en uno de los grandes males de la población en la actualidad. Es uno de los temas que más preocupa a los padres pues puede desencadenar graves problemas para salud de los niños. Es bien sabido que, en gran medida, un niño obeso será un adulto obeso. Además, la obesidad suele conllevar problemas psicológicos y físicos (diabetes, hipertensión, colesterol y triglicéridos, trastornos hepáticos y cardiovasculares, etc.).

La mitad de los niños españoles mayores de seis años padece sobrepeso y, de ellos, un 20% sufre obesidad. Se trata de un problema de salud realmente peligroso, una verdadera epidemia.


La causa de esta verdadera epidemia es básicamente el cambio de hábitos. Los niños, en gran parte por influencia de los padres, abandonan el consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado, en favor de la comida rápida, "chuches" y bollería industrial. Además, las actividades físicas tradicionales se están cambiando por la televisión y los videojuegos.


Es muy importante comenzar a combatir el sobrepeso desde el nacimiento inculcando hábitos de vida saludables en los niños desde que son muy pequeños. Si esperamos unos años la tarea nos erá imposible, pero sí bastante más difícil, porque los malos hábitos estarán bien arraigados. Lo ideal es comenzar a tomar medidas antes de los seis años de edad, educando en hábitos alimentarios sanos, promoviendo la natural actividad física de los niños y, cambiando la mentalidad de la sociedad respecto a lo que es un niño sano.

Un bebé gordito no es sinónimo de bebé sano
Debemos cambiar la percepción de la imagen del bebé en la sociedad. Parece que se sigue insistiendo en que los niños suban de percentil, cuando un niño sano puede estar perfectamente en percentiles bajos siempre que crezca y tenga energía.


Lactancia materna contra la obesidad infantil
En otros posts ya he insistido en los múltiples beneficios de la lactancia materna. Entre ellos se encuentra su efecto protector contra la obesidad. Según la OMS, los niños deberían mamar hasta los seis meses sin recibir ningún otro alimento y seguir tomando el pecho por lo menos hasta los dos años. No hay que darles leche artificial ni papillas antes de tiempo para que engorden, ni cambiar la leche materna por leches de continuación si no es realmente necesario. Es muy preocupante que la obesidad infantil ya afecte a los bebés.


Evitar las chuches
Otro tema son las chucherías y bollos, con los que, a partir de muy temprana edad, muchas padres premian a los niños o les dejan tomarlos a diario. Se trata de bombas calóricas de escasísimo valor nutricional que no pasa nada si se toman un día especial, pero que no deberían incluirse en la dieta infantil diaria, sino más bien retrasarlos y reducirlos al mínimo.
Jugar

Para un correcto desarrollo del niño, tanto intelectual como físico, y también, por supuesto, para prevenir la obesidad es necesario que haga ejercicio. No me refiero al deporte sino al movimiento libre y al juego, especialmente indispensable en las edades más tempranas.
Usar la cuna, el cochecito, la hamaquita o el parque pueden ser una solución momentánea, pero no conviene abusar de ellos, pues no son lo que un bebé necesita para desarrollarse sanamente, especialmente si nos empeñamos ne tenerlos metidos mucho tiempo sin dejar que se muevan.
Primero en brazos, moviéndose en el cuerpo de su madre y en el suelo, sobre una mantita y seguros, es donde el pequeño empezará a moverse y a desarrollar su sistema musculoesquelético. Luego, cuando comienza a gatear y a caminar hay que proporcionarles espacios amplios donde puedan moverse libremente.

Cuando el niño tenga ya la capacidad de andar y correr hay que evitar el carro todo lo posible, dejándoles acompañarnos caminando todo lo que puedan pero sin negarles descansar o ir en brazos si están cansados. De esta forma fomentaremos su capacidad para ejercitarse.



Y, por supuesto, permitirles que juegen mucho, al aire libre o en casa cuando no se pueda salir, solos o con otros niños, y sobre todo con sus papás.