La celulitis se ha convertido en una auténtica pesadilla para miles de mujeres. Quizás seas una de las pocas afortunadas que nunca la ha padecido, pero lo cierto es que cuando llegamos a una cierta edad, o hemos tenido hijos, las bonitas piernas que habíamos tenido de jóvenes pierden su tono muscular y tienen ese aspecto decaído y sin forma. Además, la piel de las nalgas y de las piernas es muy fina y eso hace que la grasa que se acumula se vea enseguida y aparezcan esos bultitos tan indeseables.
Aunque dicen que ‘mal de muchos, consuelo de tontos’ es inevitable que nos sintamos un poco mejor, cuando vemos que ni siquiera las más reconocidas estrellas de cine o cantantes escapan de las garras de la piel de naranja. De hecho, alrededor del 93% de las mujeres padecen celulitis, en uno u otro grado.
La piel de naranja no es más que tejido graso subcutáneo que se ha acumulado hasta el punto de presionar y sobresalir entre las fibras de tejido conectivo, formando una red a modo de pequeños bultos, similar a la piel de una naranja. Este fenómeno empieza por una disminución de la microcirculación venosa y linfática. Su aparición se asocia a hábitos poco saludables, como una vida sedentaria, estrés, ropa muy ajustada y malas posturas, entre otros. Pero también influyen la genética y los problemas hormonales.
En general, son 3 los factores que influyen en la aparición de la celulitis:
- Genética. Si en tu familia hay casos de celulitis puede que seas más propenso a padecerla.
- Género. Las mujeres tienen más tendencia a tener piel de naranja por dos razones: acumulan más grasa en ciertas zonas corporales debido a su sistema hormonal y su red de tejido conjuntivo es más débil que la del hombre.
- Edad. Comienza a aparecer o a formarse después de la primera juventud, aunque se hace visible después de la adolescencia que es cuando se ralentiza el metabolismo y la vida se hace más sedentaria.
Probablemente hacer desaparecer la celulitis nos parezca tarea imposible, pero siempre existen formas de detener su avance o, simplemente, hacer que parezca menos evidente:
- Sigue una dieta rica en fibra natural, presente en la verdura y la fruta, para ayudar a que el sistema digestivo elimine residuos.
- La sal es uno de los grandes enemigos de la celulitis, ya que contribuye a la retención de líquidos. Trata de consumirla con moderación. Recuerda que las carnes en conserva, los quesos y algunas otras comidas preparadas como los enlatados tienen mucha sal.
- Las pastas, golosinas y todos los productos de repostería tienden a contener altos porcentajes de harinas refinadas y grasas que favorecen mucho la aparición de la celulitis. Es importante evitar estas pastas y dulces y, en caso de consumir pan, es preciso moderar su consumo.
- Evita las bebidas carbonatadas. Contienen ingredientes químicos que no sólo carecen de nutrientes sino que además contribuyen a hinchar el cuerpo y añadir más toxinas acentuando aún más la celulitis.
- Beber 10 vasos de agua a diario ayuda a que nuestro cuerpo pueda eliminar toxinas, además de mantener la piel del cuerpo en general con un aspecto sano.
- Reduce el consumo de café, evita tomar bebidas alcohólicas y si fumas intenta dejarlo de una vez por todas.
- Realiza ejercicios aeróbicos como andar en bicicleta, nadar, correr, o simplemente caminar para mantener las piernas en movimiento haciendo circular las toxinas y que éstas no se estacionen donde no las queremos.
- Por muy sencillo que parezca, el chorro de agua fría al final de la ducha, ayuda a que tengamos una mejor circulación corporal.
- Los masajes ayudan a deshacer los nódulos de grasa a la vez que activan la microcirculación y el drenaje linfático. Estos masajes son mucho más eficaces si se hacen a diario y con ayuda de alguna crema anticelulítica.
- La exfoliación de la piel del cuerpo al menos una vez a la semana ayuda a eliminar las células muertas y que, de esta forma, las cremas de tratamiento penetren mejor con ayuda del masaje adecuado.
- Además, es recomendable que evites llevar ropa muy ajustada y zapatos de tacón excesivamente altos, pues perjudican la circulación sanguínea.
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