seguro que has oído alguna vez el dicho "desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo", pues bien está científicamente demostrado: realizar cenas ligeras es la base de una dieta equilibrada, ya que nos permite adelgazar o controlar nuestro peso, combatir ciertos problemas como la celulitis e incluso evitar la somnolencia o mejorar la calidad de nuestro sueño.
la cena ideal debe ser ligera, fácil de digerir y debe realizarse a una hora prudente, para que el cuerpo haga la digestión antes de acostarse y se facilite el descanso nocturno.
todo lo que comemos en la cena tenderá a acumularse en forma de grasa, porque no podremos quemarlo como lo que tomamos en el resto de comidas a lo largo del día. la cena debe ser equilibrada y completa pero siempre más ligera que la comida, porque es la última ingesta del día antes de irnos a la cama, donde el gasto de energía es mínimo. así que aunque desayunemos y comamos muy bien, podemos fastidiar todo nuestro esfuerzo si realizamos una cena copiosa o rica en grasas.
evita incluir precocinados, rebozados, embutidos grasos, legumbres y, por supuesto, dulces y bollería, así como consumir un exceso de hidratos de carbono, frutos secos y fruta.
incluye alimentos como verduras, ensaladas, pescado, pavo, huevos, pollo, lácteos desnatados. prueba a tomar de primer plato verduras, un tazón de gazpacho o una sopa (mejor con este frío...), una ensalada o una crema de verduras.
de segundo trata de no elegir lo mismo que tomaste en la comida para aportar nutrientes variados a tu organismo, puedes optar por una lata pequeña de atún, un filete pequeño de pollo o de pavo, un huevo, unas lonchas de jamón cocido o serrano o unas gambas.
pero mejor empezamos con este propósito después de la cena de san valentín, ¿no te parece?
feliz día de los enamorados!!!